¡Que alegría amarse recíprocamente!

¡Que alegría amarse recíprocamente!

Charlote de los Estados Unidos nos cuenta:
Cuando llegué a la escuela vi que Elisabeth estaba llorando.
Quise estar con ella y, para que no llorase más, le presté mi muñeca.
Ella dejó de llorar y me dio un dulce. Estaba feliz porque pude vivir el amor recíproco.

  • Versión
  • 2395 Descargar
  • 5.80 MB Tamaño del archivo

ArchivoAcción
Esp_201204_es_Color.pdfDescargar
Esp_201204_es_BW.pdfDescargar
Pic_Esp_201204_a_Color.pdfDescargar
Pic_Esp_201204_b_Color.pdfDescargar
Pic_Esp_201204_c_Color.pdfDescargar
Pic_Esp_201204_a_BW.pdfDescargar
Pic_Esp_201204_b_BW.pdfDescargar
Pic_Esp_201204_c_BW.pdfDescargar